Te van a matar por ahí, en esas tierras de Aucas, le dijo su hermana política a Monseñor Alejandro Labaka y el respondió: es mi destino, estoy dispuesto a morir.
Monseñor Alejandro Labaka nació en la pequeña localidad de Beizama, en la provincia de Guipúzcoa en el país vasco, el 15 de abril de 1920. En el seno de una familia de labriegos, sumamente religiosa.

Es recordado por los mayores del pueblo de Beizama como un niño alegre, que le gustaba cantar y lo hacía bien, con una voz timbrada. Su vocación religiosa fue temprana, ya que en cuanto pudo se incorporó como monaguillo del párroco del pueblo. A los 11 años ingresó al colegio de Alsasua, regentado por los capuchinos.

Tuvo un paréntesis en los años 36-37 en que ingresó a la milicia en plena guerra civil española. Peleó en uno de los frentes más combativos como fue Teruel. Allí se le designó censor, tarea que consistía en revisar las cartas de los milicianos, y posteriormente como ayudante del sacerdote que estaba en el mismo frente. Regresó para ingresar al Seminario de Sangüesa, en Navarra. "Me escribió una carta en la que decía que su vocación aumenta cuando piensa en los mártires de la iglesia, y que él, aunque sea por egoísmo se sentiría feliz de poder repetir en algo esa entrega de vida y muerte a la causa evangelizadora" manifestó su hermana Felisa.

Recibió la orden sacerdotal en 1945 y luego en un breve lapso en su España natal, fue destinado como misionero a China, realizando allá su labor pastoral durante 6 años. De este país oriental fue expulsado cuando los comunistas tomaron el poder. Casi inmediatamente viajó a Ecuador, a solicitud suya.

En Beizama todos conocen la historia de Monseñor y reciben a este periodista de VISTAZO con amabilidad, porque conocen algo del Ecuador, ya que su vecino misionero les enseñó a querer a esa tierra, y por eso algunos jóvenes quieren viajar a nuestro país siguiendo el ejemplo evangelizador del misionero que estuvo dispuesto a morir.

Oscar Jara Albán, Madrid.