Monseñor Alejandro Labaca Ugarte, obispo español del Vicariato de Aguarico, en la Amazonia ecua­toriana, fue asaeteado el pasado 21 de julio por los indios aucas, en las orillas del río Coronaco. Un total de 75 pinchazos de flechas y lanzas fue­ron detectados en su cadáver. Tam­bién apareció destrozado el cuerpo de la misionera Inés Arango, de la orden de las terciarias capuchinas de la Sagrada Familia. Ambos cadáveres fueron descubiertos por los tripulan­tes de un helicóptero de una compa­ñía petrolífera que sobrevolaba la re­gión con el encargo de recoger a los dos misioneros y trasladarlos a Coca, capital del Vicariato Apostólico. Un helicóptero de la citada compañía pe­trolífera les había llevado el día ante­rior hacia las tierras de los aucas.

Los indicos aucas representan un 25 por 100 de la población de este Vicariato Apostólico.. El otro 75 por 100 está formado por colonos mestizos provenientes de las diversas provincias de todo el Ecuador. La región conoce desde hace algunos años un fuerte movimiento inmigratorio, debi­do al descubrimiento de importantes yacimientos de petróleo, los mayores de la nación. Las sucesivas oleadas de mestizos han provocado graves en­frentamientos con los indios aucas, quienes se sienten invadidos y margi­nados por los recién llegados. Es muy probable que el asesinato del obispo y de la misionera haya sido debido a un error de los aucas, que tomarían a los misioneros por personal de la compañía petrolífera. Las vías de co­municación son prácticamente inexis­tentes en toda esta región de clima malsano y húmedo. Los misioneros utilizan para sus desplazamientos avionetas y helicópteros.

El Vicariato Apostólico de Aguari­co, creado canónicamente el 2 de ju­nio de 1984, tiene una extensión de 30.000 kilómetros cuadrados y una población de casi 55.000 habitantes. Cuenta con 19 misioneros capuchinos Y tres sacerdotes diocesanos. Tam­bién con 32 misioneras capuchinas, dominicas del Rosario y lauritas; cua­tro escuelas y 70 centros de benefi­cencia.

Monseñor Labaca ha sido su primer obispo vicario apostólico. Nombrado el 8 de septiembre de1984, recibió la consagración episco­pal el 8 de diciembre de ese mismo año. Desde 1947 a 1953 trabajó como misionero en China, en la misión de Pingliang. Expulsado por los comu­nistas, se trasladó a Ecuador, y preci­samente a la región de Aguarico, que en ese mismo año había sido consti­tuida en prefectura apostólica.

Monseñor Labaca, natural de Bei­zama, en Guipúzcoa, había ingresado en la orden capuchina a los dieciocho años de edad. Una representación de la Confe­rencia Episcopal Ecuatoriana asistió el viernes día 24 a los funerales de ambos misioneros.
Al conocer la noticia, según infor­ma la agencia Efe, la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador ha culpado al Gobierno y a las compañías multinacionales de es­tas muertes. La dirigente Blanca Chancoso aseguró que el obispo y la religiosa fueron utilizados por estas compañías como «piel de cañón». Asimismo, definió a ambos religiosos como «defensores de los pueblos indí­genas y denunciantes del acosamien­to del que somos objeto.» Por su parte, Edison Viteri, de la etnia shuar, ha insistido en las mismas razones y ha manifestado su temor a que la muerte de los dos misioneros sirva de pretex­to para militarizar la zona. n

Revista ECCLESIA Núm. 2.330. 1 de agosto 1987